miércoles, 8 de enero de 2020

Consideraciones sobre la estabilidad laboral para músicos de orquesta

GENERALES

    En tiempos “modernos”, cada tanto se escucha hablar a funcionarios que sueñan con la flexibilización laboral en las orquestas, por ejemplo, mediante concursos periódicos para contratos transitorios de sus integrantes.
    Una política semejante arruinaría la mística de una orquesta estable y su poder constitutivo en el sentido político y social. Un conjunto sometido a una permanente fluctuación de su personal en el que tan sólo los más lindos, descansados y atléticos músicos jóvenes dominarían la imagen, sería nada más que la mueca de una sociedad bajo un régimen de capitalismo tardío, decadente y sedienta de juventud, en la que la lucha de todos contra todos haría descarrilar tarde o temprano el cultivo de los valores humanos básicos.
    En realidad, el público, compuesto naturalmente de personas de todas las edades, quiere verse en “su” orquesta reflejado y festejado por medio de esa suerte de sublimación artística que brinda la ejecución de obras sinfónicas. Le suele guardar fidelidad emocional a lo largo de décadas, parecido a las hinchadas de equipos de futbol. Una institución de las arriba mencionadas características le parecería intuitivamente más bien un motivo de cierta angustia que un motivo de identificación: humanamente cuestionable, artísticamente más vale estéril y sobre todo, poco representativa en el sentido demográfico.
    Además, los conocedores del género saben perfectamente que la plena madurez artística, la sonoridad verdaderamente saturada, las mayores sutilezas de la acción concertada y el más convincente aplomo de la performance, suelen emanar de las orquestas con integrantes estables y portadores de la tradición del conjunto.


ESPECÍFICAS

Trabajo y futuro
    Vivimos en un sistema económico que necesita estabilidad, incluso estabilidad de crecimiento. Recesión o tan sólo malos pronósticos para el desarrollo económico pueden hacerlo colapsar, causando estragos sistémicos y sociales.
    El sistema necesita personas que puedan apostar al futuro. Las grandes decisiones – fundar una familia, adquirir bienes, tomar créditos bancarios a largo plazo, etc. – dependen directamente de las expectativas de un buen futuro.
    Los Estados modernos intentan ofrecer seguridad social a todos sus ciudadanos. Caer “fuera del sistema” es uno de las mayores catástrofes para el hombre de hoy, la mera amenaza de que eso pueda pasar es el principal factor de angustia en nuestros días.
    La estabilidad laboral es beneficiosa tanto para las personas como para el sistema y la sociedad.
    Son pocas las típicas situaciones que hacen perder el trabajo a las personas:
    Cuando se agota un recurso de la naturaleza del que vivieron (p.ej. en la explotación de un yacimiento de petróleo); cuando la racionalización en procesos laborales industriales o de servicio permite reducir la masa de empleados; cuando se echa a un trabajador por mal desempeño en su cargo.
    El caso de una orquesta sinfónica es diferente. La cantidad de músicos del conjunto corresponde a la exigencia de la partitura dentro de un repertorio que se conserva por siglos.

Formación
    La formación específica del músico de orquestas académicas es una de las más largas y costosas entre las carreras. Consta de 10 a 20 años de estudios continuos con grandes maestros en clases personalizadas.
    El sentido común indica que tal grado de formación tendría que ser respetado, cuidado y premiado, en vez de amenazar al respectivo agente durante toda su vida profesional con inestabilidad y desempleo.

El concurso de oposición y antecedentes
    En la mayoría de los casos tiene lugar en el momento de transición del estudiante al estatus de músico profesional; para eso está configurada su forma habitual que no varía mucho entre los países.
    El estudiante se ha preparado durante +/- 15 años para este momento. Se encuentra en la cima de su vitalidad, resistencia y adiestramiento, sin duda el momento de mayor cercanía a la condición psicofísica de un acróbata de circo. Lleva al concurso un repertorio al que dedicó la mayor parte de cada jornada de entrenamiento instrumental durante años.
    En el concurso se ve más que nada su potencia de solista; en caso de que ganara un cargo, su rendimiento en el conjunto queda en especial observación durante el habitual tiempo de prueba (6 meses).
    En cambio, el músico de p. e. 55 años de edad dedicó las jornadas laborales de sus últimos 30 años mayormente al servicio a la comunidad, estudiando y ejecutando las obras del gran repertorio de orquesta. Con suerte se encuentra en una condición psicofísica adecuada a su edad. Compensa eventuales disminuciones de elasticidad y resistencia con experiencia profesional.
    La configuración del concurso favorece al joven solista, mientras el valor de un músico para una orquesta reside más en la amplitud de su repertorio y su experiencia profesional. La desigualdad de condiciones para un concurso dificultaría el juicio.
    En el ambiente, se sabe que en ocasiones un músico que brilla en un concurso, no necesariamente es fácil de integrar en el equipo. En cambio, hay casos de músicos que muestran un bajo perfil en los concursos, pero rinden excelentemente en la fila.
    Aquel músico de 55 años, veterano de cerca de 1000 conciertos aplaudidos, fácilmente podría llegar a ser desplazado en un concurso por un colega más joven y “fresco”. A pesar de su buen rendimiento en el cargo durante 30 años, el despido lo dejaría varado en la desgracia económica, con el estigma de mal profesional, sólo porque en el concurso apareció uno que momentáneamente brilló más...

La gran orquesta es un símbolo vital de la sociedad.
    Un importante componente simbólico del conjunto humano de una gran orquesta es la integración de personas pertenecientes a todas las etapas de la vida: la juventud y elasticidad trabajando al lado de la experiencia y madurez, embarcados todos en un proyecto común.
    De esta manera, los grandes conjuntos alcanzan una identidad artística propia y una integridad social ejemplar.
    La experiencia profesional, la madurez artística y la estabilidad del conjunto son factores fundamentales para que se forme con los años una orquesta con “personalidad” e integridad.
    Con concursos periódicos, el clima social en la orquesta cambiaría de manera no deseada: de espíritu de equipo a competencia perpetua; de ambicioso por amor al arte a ambicioso por miedo a perder el trabajo; de compañero de atril a rival en la lucha por la supervivencia.
    Los músicos, en vez de preparar sus partes de orquesta, practicarían febrilmente su repertorio y su apariencia de solista, con efectos negativos sobre la calidad del producto a entregar al público: el repertorio de orquesta.
    El perfil del luchador solitario es contraproducente en un organismo que cultiva un ideal de trabajo en equipo.
    La competencia sana para un conjunto es la comparación con otros conjuntos.
    Hay que incentivar la identificación del músico con su grupo, hay que promover su permanencia en un cargo.


Salud
    La profesión de músico de orquesta está considerada "de alto riesgo" por las aseguradoras de salud y de riesgos de trabajo.
    Son frecuentes los desgastes, las enfermedades profesionales inhabilitantes y las jubilaciones prematuras.
    La obligación de defender la fuente de trabajo mediante concursos periódicos representaría una carga adicional y demoledora de estrés.

Posibles abusos
    Lamentablemente, la inestabilidad puede ser usada para desalentar iniciativas gremiales de los contratados o para deshacerse fácilmente de agentes políticamente incómodos para el empleador. No faltan precedentes.
    El acoso es sin duda la influencia más nociva sobre el espíritu de un conjunto artístico, mientras las iniciativas gremiales son signo de libre expresión y vitalidad democrática de una sociedad.

Migración
    Un músico – como cualquier trabajador – quiere planear su vida, tener una familia y evitar preocupaciones. Siempre buscará un empleo fijo.
    La inestabilidad laboral produce éxodo. Quien puede, se va.
    Por ello, no se consolidará con el tiempo una identidad artística grupal, ni un gran volumen de repertorio.
    Sin una permanencia de profesores en el lugar, no se establecerá una escuela y una proyección a futuro para los jóvenes.

Criterio jurídico y/o gremial
    Es de suponer que los cargos en la función pública adquiridos por concurso de oposición y antecedentes resulten ser los más amparados por la legislación.

Carrera
    La evaluación del rendimiento laboral de un agente en un cargo de la función pública se efectúa hoy en día mediante un sistema de evaluación interna dentro del concepto de la carrera, siendo considerada ésta un derecho constitucional.
    Eventuales fallas de integrantes del conjunto pueden ser evaluadas en el lugar y en la situación que corresponde: cuando se desempeñan dentro del conjunto.

Evaluación
    De hecho, el producto de la labor de una orquesta es uno de los más expuestos a la opinión del público. Cada concierto representa una situación de evaluación.
    Cuando hay grabación, la exposición es, por así decir, perpetua, por lo que, en consecuencia, las posibilidades de control son permanentes.
    Especialmente las partes reales (solísticas) se desenvuelven directamente ante la percepción del público, de los colegas instrumentistas y del director.
    Las pautas de la carrera contemplan tanto la promoción de grado de los trabajadores, como también una escala de intimaciones (hasta el desplazamiento del agente) en caso de un notorio y continuo mal desempeño del mismo.

Los músicos excepcionales
    En lo que se refiere a los grandes talentos (de los que aparecen 2 - 3 cada 10 años): no hay que temer que queden sin lugar en las instituciones (ojalá que quieran quedarse en el país). En el lapso de 10 años se dan como mínimo 20 cargos vacantes, aún bajo las más estrictas normas de estabilidad laboral.

Conclusiones
    Los concursos periódicos para el personal de orquestas no son funcionales a la excelencia artística del conjunto, y tampoco a la calidad de la enseñanza musical en el lugar.
    Un empleador que dispone la inestabilidad laboral no está a la altura de la más legítima demanda social del siglo XXI.


 

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